El informe de la Estrategia “Chile Digital 2035”, en lo relativo a la ciberseguridad, señala en su párrafo inicial:
“No se puede avanzar en transformación digital sin una adecuada estrategia de ciberseguridad. Chile debe, conforme con su propia realidad, establecer políticas y medios que permitan la protección de sus activos informáticos y de comunicaciones, así como su resiliencia frente a eventuales vulnerabilidades o fallas”.
Sobre la premisa anterior, la Mesa de Ciberseguridad trabajó aportando insumos para estrategias de seguridad, con muchas bajadas y propuestas que permitan, en una forma holística, visualizar los dolores, las necesidades, los caminos y oportunidades que nos permitan ir madurando en ciberseguridad como país.
Enfrentar lo anterior requiere de reconocer algunos aspectos importantes de los pasos que estamos dando. Chile cuenta con una Política Nacional de Ciberseguridad de 2017 -2022 con 25 objetivos y 43 medidas, que han sido una hoja de ruta para enfrentar el desafío de la ciberseguridad. Disponemos de una ley que consagra a Octubre como el Mes de la Ciberseguridad, lo que ha permitido ir posicionando el tema en la mente de los chilenos.
También hemos avanzado en modernizar nuestra regulación mediante la Ley N° 21.459 que “Establece normas sobre delitos informáticos, deroga la ley n° 19.223 y modifica otros cuerpos legales con el objeto de adecuarlos al convenio de Budapest”, siendo un importante avance. Por otra parte, se está avanzando en una legislación Marco de Ciberseguridad y Operadores Esenciales y Críticos de la Información, así como en regular la protección de datos personales.
Por otra parte, la Academia ha tomado medidas para preparar nuevos profesionales que se hacen cada vez más necesarios para atender requerimientos de organizaciones de todo tamaño. Junto a la creación de carreras de pregrado en la especialidad, se desarrollan otros estudios de post grado en materias afines. Pero el camino es largo y la formación de hábitos de ciberhigiene, detección de talentos y reducción de las brechas de alfabetismo digital son desafíos permanentes.
Es interesante constatar un internalización de la importancia de la ciberseguridad, tomándose cada vez más conciencia de nuestra enorme dependencia de la Internet, de los sistemas de información y todo lo que ello conlleva en nuestro diario desempeño.
Algunos recientes eventos de ciberseguridad comprometieron, aunque sin mayores consecuencias, importantes activos informáticos lo que ha generado una sana preocupación, y por supuesto ocupación en la materia, reconociendo así la tremenda vulnerabilidad que tenemos como país en el ciber espacio.
Con todo lo anterior, estamos construyendo un marco jurídico de la ciberseguridad en el cual falta camino por recorrer, pero, a través de iniciativas como esta mesa, el país va reduciendo brechas y vulnerabilidades, madurando nuestra Ciberseguridad.